El cilindro de puerta tiene una historia que se remonta a los tiempos más antiguos. El primer cilindro de puerta fue el pasador horizontal de madera, que se utilizaba para cerrar las puertas de las cavernas y casas primitivas. Este sistema se perfeccionó con el tiempo y se adaptó a materiales más duraderos como el metal.
En el siglo XVIII, la cerradura de puerta se convirtió en un sistema más sofisticado, y en el siglo XIX, el cerrajero estadounidense Alfred Hobbs diseñó una cerradura que era imposible de abrir sin la llave correspondiente. Esto marcó un punto de inflexión en la evolución del cilindro de puerta.
En la actualidad, los cilindros de puerta están diseñados para ofrecer la máxima seguridad, con tecnologías innovadoras y medidas de protección contra la copia ilegal de llaves. Los cilindros de perfil europeo son los más comunes y se caracterizan por su forma de pera. Además, existen sistemas de llave que permiten abrir varios cilindros con una sola llave, lo que facilita la gestión de la seguridad en edificios y residencias.
Adrián Rivera
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